jueves, 3 de noviembre de 2016

Florentes

Por cuantas manos fervientes abrieron heridas en la roca,
por cuantas frentes sudorosas dieron bebida a la simiente,
por cuantos ojos presos miraron, como se mira la rosa floreciente,
quebraron tantos otros besos al sentir las espinas en su boca.

Espinas. Espinas por una corona, por el título que otorga.
Se compra sin orgullo, se da a quien lo vende
allende el murmullo, a quien ora la palma extiende,
a quien ora la rodilla hunde y huye la espada a la deshonra.

¡No! ¡Jamás! ¡Canta, oh diosa, la cólera de Aquiles!
Canta el callar enterrado vivo en la torre de Babel,
sepultado evocar, himno y ópera de laurel y fusiles.

Canta, ¡hasta que mutiles la pena cruel!
¡Hasta que mane hiel de tus venas añiles!
¡Hasta que no vaciles y olvides quien creíste ser!

Y entonces, calla.

Y cuando nades la noche de un mundo mudo; cuando la arena del reloj se seque y seas la misma sombra errante de Caín; cuando camines entre los hombres como un tigre sin leche, sin más título que las cenizas de una rosa, repítete una y mil veces: «mereció la pena».

Fuente: http://cheesecakeftw.deviantart.com/art/Half-Dead-Rose-201582747