sábado, 23 de abril de 2016

13:11

Cuando era niño, hablaba como niño,
pensaba como niño, juzgaba como niño;
pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Cuando era niño inventé mi propio reino de mentira,
con sus baldosas amarillas y un columpio de corcel.
Pero cuando ya fui hombre mi reino estaba pintado,
baldosas de vidrios y colillas, mi corcel dormía oxidado.

Cuando era niño creía en cuentos de hada,
en estrellas fugaces, en dientes bajo la almohada.
Pero cuando ya fui hombre desperté en Nunca Jamás de los Jamases.
El ratoncito Pérez bajo llave: allanamiento de morada.

Cuando era niño la palabra era sencilla:
una promesa, una promesa; una mentira, una mentira.
Pero cuando ya fui hombre el mundo me dijo atiende:
IRPF, valor catastral, recesión, IVA, déficit fiscal, devolución en caliente.

Cuando era niño no existía el tiempo.
El futuro y el pasado se fundían en el mismo aliento.
Pero cuando ya fui hombre conocí el calendario y su condena.
¿Cuántas cuentas le quedan al rosario? ¿Cuántos granos de arena?

Cuando era niño y el ruido de Madrid se hacía susurro
y miraba arriba, a lo oscuro, veía la luna.
Paro cuando ya fui hombre 
          y el parque no era mi parque,
                    y los sueños eran para estúpidos
                              y no entendía al mundo
                                       y el tiempo era agua entre mis dedos
                                                y, asustado, todo a mi alrededor era oscuro

miraba hacia arriba.

Y ella me devolvía un guiño.
Y por un instante, dejaba de ser hombre y volvía a ser niño.